Y es que ¿apoco no son los choferes de Micro, Camión, Combi, Taxi, etc. unos gandallas? ¿No son ellos las personas que usted más odia aún sin conocerlos? Yo era uno de ustedes, hasta que por circunstancias de un destino no muy grato me vi obligado a tomar la ruta del diario. Todos los días un Metro Chapultepec de ida, y de regreso un Cuautitlán Izacalli 1-2-3 No paro en lechería o cualquier que pase por periférico Norte.
Fue a base de este convivir diario que me di cuenta que no es que sean unos gandallas, es que son una especie diferente, una subcultura que merece ser estudiada a profundidad pues forman parte importantísima de nuestra sociedad por demás urbana y en decadencia. A fin de cuentas, no todos tienen carro y aún los que tenemos carro muchas veces nos vemos obligados a usar el transporte público. Si no ¿qué otro delincuente te acercaría hasta tu casa a las 5:00 am? Ninguno. Son estos especímenes quienes tienen un trabajo de los más importantes que tienen girando la rueda de la humanidad en nuesta ciudad y en todas.
Al lector le pido que abra su mente, al chofer que cierre la boca y que me deje celebrar este mes, con experiencias que me han enriquecido y me han hecho saber qué se siente no estar en mi auto, si no en el monstruo de chatarra que maneja aquel a quien odio sin razón aparente, sin ni siquiera conocerlo.
Así es que a partir de este post y hasta que el mes finalice (ustedes perdonarán si no escribo en Semana Santa) disfrutaremos de un análisis muy al estilo Poop-Art de esta subcultura de nuestra urbe: El chofer de transporte público.
No se lo pierda.
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